La anterior fotografía fue tomada en el corregimiento El Silencio en el municipio de Puerto Escondido, departamento de Córdoba en mi linda Colombia.
El paisaje en estos momentos es agreste en sus condiciones, queda poca agua en los pozos hechos en la tierra de donde se provee la comunidad, la hierba está muerta, muchos árboles de hojas caducas sólo exhiben ramas desnudas y la tierra continua quebrándose cada vez más.
Esto es muy normal en la época de no lluvias en estas regiones en donde no hay flujo de agua constante como en el valle del Sinú (en donde vivo), pero lo que sí preocupa es que pese a ser zona rural, llena de árboles y naturaleza, a 11 kilómetros del mar Caribe, cero cemento y poco uso de aparatos eléctricos, el calor en estas dos últimas semanas ha sido realmente insoportable.
En días pasados gran parte del mundo entero apagó las luces por una hora, con el fin de reducir los impactos que provocan el calentamiento global; pañitos de agua tibia a mi parecer, hace rato se hubieran tomados medidas a grandes escalas para evitar esto si se hubiera querido.
Se han descubierto nuevas formas de generar energía sin que afecte de manera tan voraz el medio ambiente y aún el mundo anda a la espera que este tipo de tecnologías lleguen a solucionar el problema, y siguen esperando…
El problema es que no quieren desprenderse del petróleo y de las utilidades que este genera, a pesar de las guerras y muertes que ha provocado y de los estragos en la Tierra en que vivimos, hasta cuando vamos a seguir anteponiendo el ego y la codicia al bienestar general y la protección de un mundo que es tan nuestro, de todos, como lo es de la mata de plátano, del pez espada, de los escarabajos y de los gorriones.
Cuando será el momento en el que el ser humano dejará de ser tan egoísta y egocéntrico y permitirá que la armonía y la igualdad reinen como siempre han debido hacer.

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